“No hay que poner todos los huevos en la misma canasta”. Es tan popular el dicho que no requiere explicación profana; tal vez una más técnica, sí.
Es primero de marzo y la ciudad baja de golpe al suelo luego del alto vuelo estival. Es funesto, todo se desvanece. Se retoman los tacos, se silencian las jugueras, se trancan los food truck y virtualmente ninguna figura se asolea en la playa.
Mirando hacia atrás, fueron 60 días intensos (no todos) aunque no de los mejores. Crisis argentina, terremoto de enero y ofertas de vacaciones en el extranjero ahuyentaron al turista menos fiel a nuestro pescado frito y tranquilas playas.
Parece injusto: restaurantes, bares, hoteles, municipios, operadores turísticos y una larga lista de pequeñas empresas se prepararon arduamente los meses previos para atender como se merece a la masa ávida de servicios que se proyectaba. Prestos a tirar “toda la carne a la parrilla”, pusieron todos los huevos en una canasta que el (mentiroso) meneo tectónico de enero hizo rodar por el suelo.
Prepararse para la temporada alta está muy bien; hacerlo sólo para el breve verano serenense, no es lo más acertado. Invertir todos los recursos del año apostando al periodo de más movimiento es apostar a un solo número, arriesgando que algún suceso inesperado (pero no improbable) derrumbe las expectativas.
Y aunque muchos miran con desaire la técnica económica, aquí va: lo que corresponde es diversificar el riesgo; “poner los huevos en distintas canastas”. Jugársela no sólo por un evento sino que repartir la inversión en distintas oportunidades durante el año. Promocionar marzo como un mes de baja congestión, clima playero y mejores precios; Semana Santa y vacaciones de invierno como un retiro de tranquilidad a un clima templado. Los publicistas tendrán las mejores ideas. Denles la pega y recursos. Ellos sabrán bien a quién atraer y cómo tentarlos.
Apuntar a una demanda diversificada también es el camino. No todos los potenciales turistas vuelven con hijos al colegio. Extenderles la temporada alta a noviembre y diciembre puede serles atractivo, más aún con el auge de los vuelos low cost.
Ideas hay muchas y todos los actores deben reunirse y parir un plan más diverso que contemple promoción, ofertas, mejora de infraestructura, contrataciones, etc. coincidiendo con todos los periodos de potencial aumento de flujo de personas, no solo en la canasta de los huevos de verano.
Así, en el tiempo, evitaremos esta angustiante resaca de marzo al despertar abruptamente de la fiesta veraniega.
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