La crisis sanitaria suma casi 12 meses y el virus no ha dado tregua ni en el país ni en el mundo. Es por eso, que al interior de los recintos asistenciales, los equipos de salud han hecho esfuerzos sobrehumanos para continuar haciendo frente a la emergencia, salvar la vida de cientos de personas y recuperar la salud la población.
Sara Palta es enfermera y a lo largo de todo este año, ha vivido en carne propia los devastadores efectos de la peor pandemia del siglo, teniendo la crucial misión de luchar por los pacientes COVID que se encuentran más gravemente hospitalizados en La Serena.
“Estamos viviendo la segunda ola desde el inicio del verano, ya que tuvimos un aumento explosivo de casos. Si bien es cierto, estamos agotados y cansados, lo que más destaco yo es el esfuerzo que ha puesto el personal y el cuidado que han tenido con ellos mismos porque tienen claro que si ellos no están presentes aquí, nadie más va a hacer el trabajo que nosotros hacemos”, indicó la enfermera supervisora de la Unidad de Paciente Crítico (UPC) del hospital serenense.
Y es que Sara realiza esta compleja labor junto a un gran equipo especializado de 118 esforzados trabajadores. Médicos, enfermeros, técnicos, kinesiólogos, auxiliares y personal administrativo, hombres y mujeres que día y noche han dado su vida por la comunidad, tras numerosos elementos de protección que cuidan su propia salud y les permiten realizar sus extenuantes labores.
Al respecto, el Director del Servicio de Salud Coquimbo (S), Edgardo González, destacó que “el Hospital de La Serena, al igual que los recintos de Ovalle y Coquimbo, ha hecho un enorme trabajo para aumentar su número de camas de la Unidad de Paciente Crítico. Desde el mes de enero, nuestros recintos lograron incrementar de 56 a 96 el número de camas UCI para dar respuesta a la demanda de la red. Quisiera destacar que este ha sido un proceso complejo y que ha involucrado un tremendo esfuerzo de parte del equipo humano de los hospitales, que han trabajado desde el inicio de la emergencia con gran compromiso y dedicación frente a este desafío que ha traído consigo la pandemia”.
Uno de estos ejemplares funcionarios de la primera línea es el doctor Juan Añazco, médico especialista de vasta trayectoria, cuyo profesionalismo, trato humano y vocación generó que sus propios vecinos lo reconocieran públicamente en su barrio a comienzos de la pandemia.
Actualmente, Juan tiene la crucial misión de dar fluidez a la atención de los pacientes con Covid-19 en el Hospital de La Serena en plena segunda ola, mejorando su paso por el establecimiento. Para eso, el recinto se ha transformado completamente y ha realizado un cambio histórico en sus áreas críticas, sumando nuevas camas de hospitalización y creciendo de 22 en la Unidad de Tratamiento Intermedio (UTI) y 12 Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) – antes de la emergencia – a 24 y 29 respectivamente.
Junto con ello, se ha reubicado personal, se han contratado funcionarios, se han reconvertido distintos servicios clínicos y se han implementado un sinfín de estrategias para dar respuesta a la creciente demanda de personas contagiadas, que hoy, suma y sigue.
“Ahora, son pacientes un poco más jóvenes, en quienes la infección se manifiesta de una manera más agresiva, por lo tanto, los enfermos llegan más rápido a requerir ventilación mecánica. La verdad es que el Hospital de La Serena se está convirtiendo en un gran centro de atención de pacientes Covid”, sostuvo el doctor Añazco, médico coordinador en pandemia del establecimiento de la capital regional.
Asimismo, explicó que “el periodo crítico de la infección es después del séptimo al décimo segundo día más o menos, allí es donde las personas se comprometen y empiezan con la dificultad para respirar, la sensación de falta de aire y finalmente, se manifiesta la insuficiencia respiratoria. En ese momento, generalmente consultan y debemos ingresar al paciente a las unidades críticas. Una vez ingresado, permanece hospitalizado en promedio 12 días, de tal manera que el impacto en estas unidades es sobre 2 semanas”.
Patrick Sepúlveda es kinesiólogo intensivo, terapeuta respiratorio certificado y también realiza innumerables esfuerzos en la UPC. Entre su ajetreada jornada laboral, se tomó unos minutos para manifestar que “tenemos mucho trabajo aquí, una muy alta ocupación de las camas y pacientes extremadamente graves que requieren apoyo ventilatorio mecánico y que necesitan de nuestra permanente asistencia y apoyo para poder salir adelante”.
“Vamos a tener niños sin padres, hermanos o hijos fallecidos”
Con el paso de los meses, el perfil de las personas que se infectan con Coronavirus ha ido cambiando. Según la enfermera Sara Palta, “antes teníamos más adultos mayores, sobre todo hombres entre 55 y 75 años. En la actualidad, han llegado muchos jóvenes, el rango etario del paciente ha disminuido, es gente con comorbilidades, es decir, con obesidad, sobrepeso y con enfermedades crónicas no diagnosticadas, lo que dificulta el manejo, exigiendo más esfuerzo, tanto tecnológico como físico para poder atenderlos”.
Palta agregó que “las consecuencias del mal comportamiento de la población joven se están viendo ahora también. En la primera ola las vimos sobre la población adulta mayor, murieron muchas personas que se cuidaron y estuvieron en sus casas, pero que fueron contagiados por sus nietos, hijos o amigos. Hoy, se ven los efectos en los mismos jóvenes, ellos están enfermando y muriendo ahora, lamentablemente, vamos a tener niños sin padres, hermanos o hijos fallecidos, a diferencia de antes que tuvimos padres o abuelitos que perdieron la vida”.
Por su parte, el doctor Juan Añazco confesó que, como profesional de la salud, observa “cierta dicotomía entre lo que estamos viviendo en los hospitales y la actitud que hay en la población general. Si damos una vuelta por la calle, pareciera que no pasa absolutamente nada. Entonces, una vez más, a los millones de veces que les hemos transmitido este mensaje, les decimos que acudan a la responsabilidad de cada uno en el autocuidado que hay que tener frente a esta infección, ya que es lo único que puede controlarla”.
Cabe destacar que la Unidad de Paciente Crítico o UPC es un área hospitalaria que está destinada a los pacientes que se encuentran más graves y que requieren una atención de salud altamente especializada. En el Hospital de La Serena, está conformada por la Unidad de Tratamiento Intermedio (UTI) y por la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), que acoge a los usuarios que se encuentran de aún mayor gravedad.
Adaptarse al cambio para enfrentar la crisis
Además de dichas áreas críticas, el recinto asistencial cuenta con la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), la UPC Coronaria y la Unidad de Tratamiento Intermedio Pediátrico (UTIP), estas dos últimas también han debido sumarse al desafío de reinventarse para hacer frente a la extensa contingencia, tal como lo ha hecho el Servicio de Medicina serenense.
“Hemos estado trabajando en la reconversión de camas críticas y la nueva habilitación de la UTIP a camas UCI. Es un trabajo enorme de coordinación que necesita de la buena salud de todos nosotros porque los funcionarios somos un pilar fundamental. Como área pediátrica estamos poniendo todas nuestras ganas y cariño para adaptarnos a atender a los adultos y a todas sus necesidades”, finalizó Natalia Millalén, enfermera coordinadora de la Unidad de Tratamiento Intensivo Pediátrico.
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