La figura de Don Osvaldo no pasa desapercibida en la ciudad. Con su bicicleta con remolinos, su casco y su silbato anunciando que el Tata Afila tijeras y cuchillos está cerca, es un imán para niños, serenenses y curiosos. En Navidad se le puede ver con una barba blanca y larga imitando al viejito pascuero y en septiembre con alguna bandera chilena, pero siempre, durante todo el año, sale a recorrer las calles a trabajar en un oficio que empezó a los 48 años, supliendo el de repartidor de diarios.
“Antes tenía una moto, pero se me echó a perder y cómo había que seguir trabajando, continué con una bicicleta. Lo de afilar cuchillos y tijeras fue por el azar, fui a cortar algo en mi casa y estaban malísimas y decidí hacerlo por mi mismo. Como lo hice bien, se me ocurrió ofrecer el servicio y así he seguido todos estos años”, señaló con una sonrisa este cariñoso padre de familia, que tiene 4 hijos, 5 nietos y 4 bisnietos.
Precisamente por su carisma y su sencillez, la asociación Cuarta Emprende, conformada por pymes de la región, decidió otorgarle un premio “ A la trayectoria, al esfuerzo y la perseverancia” consistente en $230 mil pesos. A fines de febrero, en una ceremonia en la Avda. del Mar, le entregaron un cheque gigante con su nombre, el que llegó a recibir en su bicicleta voladora. Pero, en ese instante, decidió avisar a los organizadores que deseaba donar ese dinero “a otros abuelos que lo necesiten más. Yo vivo con lo suficiente, salgo a trabajar, cobro 3 mil pesos por afilar y la gente me da 5 mil a veces”, dijo con humildad.
Hizo la casualidad, que conversando con su familia sobre cuál institución podría recibir la donación, su hija Angélica Espejo, se acordara de Fundación Las Rosas. Justo ese día, había tomado un colectivo y al entrar, se encontró con una amiga que no veía hace años. Hablando de la vida y en qué estaban, ella le contó lo feliz que se sentía al estar en un nuevo trabajo como cuidadora de adultos mayores en el Hogar La Visitación de María, ubicado entre cuatro esquinas y Ulriksen.
“Cuando vi con que ilusión y alegría la motivaba día a día a ir a cuidar a esos abuelitos y saber que siempre necesitan cosas, más con la pandemia, pensé que era la institución que estábamos buscando”, indicó Angélica contenta.
Rápidamente, se pusieron en contacto con Cuarta Emprende y ellos con Fundación Las Rosas y acordaron que, con el dinero de la donación, comprarían productos de limpieza, pañales, cloro y artículos de primera necesidad.
Finalmente, el viernes, día de San José, entregaron la ayuda que la Hermana Victoria Barón, directora del Hogar La Visitación de María, agradeció “Me parece un gesto maravilloso, ya que siendo adulto mayor pueda haberse desprendido de lo que a él quizás le hacía falta y quiso ser generoso en colaborar con sus compañeros, los abuelitos”.
Para Gilena Plaza, representante de Cuarta Emprende, señaló que estaban felices con el resultado, aunque la idea original era ayudar a Don Osvaldo, se dieron cuenta que a través de él podían llegar a muchos más abuelitos, 91 adultos mayores que actualmente residen en el Hogar y que provienen de distintos lugares de la región. “Aquí los emprendedores están sacando la cara, y aunque estamos en tiempos difíciles, siempre se puede y estamos ayudando con todo” agregó.
El Hogar La Visitación de María lleva 10 años en La Serena y acoge a los adultos mayores más vulnerables. El 75% de ellos sufre Alzheimer o demencia senil y sólo un 15% recibe la visita de un familiar o ser querido. Con la pandemia, Fundación las Rosas ha debido aumentar los cuidados que ellos requieren para evitar los contagios, así como el resto de los 28 hogares que existen en Chile y que acogen a 2.200 adultos mayores.
Reconocimiento Final
Lo que partió como un premio se convirtió en una hermosa cadena. Desde Fundación las Rosas, quisieron reconocer el generoso gesto de Don Osvaldo y decidieron visitarlo y entregarle un obsequio, consistente en una medalla con la imagen de la Virgen María, que es la misma que tiene esta Institución sin fines de lucro. Al saber de la visita a su casa, el “Tata Afila Tijeras” pidió que por favor le llevaran utensilios en mal estado para así él poder hacer algo también, ya que por la cuarentena no pudo ir a entregar la donación directa al hogar que permanece con barrera sanitaria.
De este modo, con la sencillez y alegría que lo caracteriza, no sólo donó un dinero sino también un poco de tiempo para hacer lo que cada día realiza y que le ha valido su apodo; “el Tata Afila”. Y quién ha demostrado tener un corazón grande y bondadoso.
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