Ha surgido una controversia entre Cristián Vila, autor de (DES) EXILIOS (Poesía incompleta) y su hablante lírico, en las redes sociales. El autor niega la existencia de su hablante lírico. Claro, el malestar del autor es porque, últimamente, lo contraponen al hablante; incluso, se dice, que el hablante es más interesante que el autor. El problema central es que se acusa en las redes que el hablante es optimista. Y, en cambio, el autor es de un pesimista ya legendario asumido por la comunidad de la región, incluida su más fiel amiga en esto, la poeta, Yanny Morales.
Todo partió, porque se reconoce, abiertamente en la comunidad literaria de la región de Coquimbo, a este libro de poesía, como uno de los más notables publicados en esta región en transcurso del siglo. Pero, sabedores del tema y ofrendantes se relacionan muy bien en el libro con el hablante del texto, y no así con el autor, que es considerado un federalista huraño, al estilo de Rokha y de los viejos insurgentes de la Revolución Constituyente.
Ya se sabía del texto. Este libro había sido lanzado “en verde” en la Feria del Libro de La Serena; es decir, en una pequeña edición artesanal que, inmediatamente después del lanzamiento, desaparecieron. Sabemos, que en la biblioteca del poeta Cristián Brito Villalobos, se refugió uno. Es tanto, este mismo poeta se sorprendió cuando dijimos que íbamos a realizar el lanzamiento, porque este artesano objeto ya es pieza para bibliófilos y anticuarios.
En suma, en el lanzamiento, los doctores Walter Hoefler y Francisco Roco tuvieron que referirse al asunto. Se ha dicho: hay gente que fue al lanzamiento; no para dialogar con el autor, sino para ver si se encontraban con el hablante o, a lo menos, comprobar que este aún respiraba disfrazado de artesano o viejita enlanada por el frío. Dice, Tatiana Mejías Jervis, respecto al hablante: “Se asocia históricamente con el autor, aunque no necesariamente sea el autor quien hable por sí mismo en el poema. El hablante es la voz detrás del poema o novela; es quien nos imaginamos que está hablando y a quien atribuimos las actitudes y emociones descritas en el texto. Se debe aclarar que, así el texto sea biográfico, el hablante no necesariamente se trata del autor, ya que el autor está escogiendo qué dice de sí mismo como si lo estuviese narrando una persona externa. Se puede decir que, el hablante es el actor detrás de escena que describe las emociones y situaciones del escritor”.
Personalmente, suscribo al autor. Soy su editor, y, este pertenece a la fuerza del federalismo proudhoniano; es descendiente de los poetas nortinos, Valentín y Manuel Magallanes. Creo, que un gran poeta. En su libro fluye una lírica honda y llena de efluvios, como el desierto florido y, cual moscardón, entra y sale de la muralla cerrada de la poesía chilena e Hispanoamericana de hoy. Sobre todo, pone un ladrillo en la poesía del Norte Infinito, que ya tiene una Premio Nobel y varios Premios Nacionales de literatura. Miren estos versos. STELLA DÍAZ VARÍN (poeta chilena): “Era una vez una hermosa estela/ colorina, nacida en la serena/ y que se llamaba stella y que nunca/ fue serena, para nada”. Y, estos otros: “…el hacer de nuestra vida una obra de arte:/ por eso lo repito una vez más/ no hay otra belleza más que la única posible:/ la vida,/ tu cuerpo/ o unos cuantos gestos”.
No será que, en la historia del mundo, de la globalidad y de las estrellas y su eclipse farandulero, que el hablante lírico sea un “desconocido silbando en el bosque”, o el viejo del saco, o el loco Pepe. O, simplemente, el espíritu del valle, al decir, de Gonzalo Millán, que sopla cerro abajo, a pesar del autor: en la realidad terrible que la fantasía ha sido superada por esta. Seguro, que el hombrecito de negro que siempre nos acompaña en los lanzamientos, irá esta vez vestido a la usanza de Garcilaso de la Vega o de soldadito de plomo con quepí de la Guerra del Pacífico.
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