Un grupo de madres se fotografió en las afueras del Colegio Manuel de Salas a la 01:00 am. No se trataba de ninguna actividad, estaban dejando registro del momento en que llegaron a hacer la fila para poder matricular a sus hijos.
Ingrid Farías no quería que la historia se repitiera. Su hijo, Ignacio Valenzuela, tiene 5 años y ya había quedado fuera el año anterior de Pre-Kinder. Con eso en mente, Ingrid se instaló con su vehículo al exterior del ingreso al recinto, colocando hojas de oficio en sus ventanas con los escritos “soy la numero 1 para inscribir en Kinder 2022”. Efectivamente lo era.
Así como ella, habían dos otras madres en la misma situación, intentando asegurar un cupo para sus hijos, de Pre-Kinder y Cuarto básico. Poco a poco se fue sumando mas gente. Finalmente solo uno de ellos consiguió matricula, una apoderada que buscaba cupo para Primero básico.
“El colegio abrió a las 8:30 hrs sus puertas y nos comenzaron a preguntar por que curso veníamos, donde no tenían vacantes, y aún así quedamos nuevamente sin cupo. Debemos esperar nuevamente hasta marzo por si teníamos suerte. Inaceptable esta situación, nosotros somos de Guanaqueros, en donde solo hay un solo jardín y una sola escuela donde no tenemos mayor opción de elección y ahora con este famoso sistema de admisión escolar.. Debemos ingresar a una tómbola donde nuestro hijos quedaron sin poder estudiar el año pasado y este año”
La molestia se acrecentó debido al hecho que mucha gente de la localidad quedó fuera, mientras que gente de otros sectores donde existen mas alternativas educacionales, se inscribieron allí. Para buscar alternativas, los lugareños deberían tener que trasladarse largas distancias, lo cual involucraría importantes gastos de traslado.
“Nosotros somos personas oriundas de Guanaqueros, hijas e hijos de pescadores de Guanaqueros, solo contamos con esta escuela (Manuel de Salas) y un solo jardín llamado (Castillito de arena) y quedamos fuera por este nuevo y creativo mal sistema escolar. Hace años los niños que salían desde el jardín poco menos ya estaban asegurados con su matrícula escolar pero ahora ya todo eso se perdió. No es posible amanecernos en la puerta de una escuela para que luego nos digan que no tenemos opción de nada. Vivimos en un sector alejados de la ciudad de coquimbo, con una distancia de 36 kms, y del pueblo de Tongoy a 11 kilómetros y no es justo que nos den esa opción para que nuestros hijos reciban educación”.
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