La posibilidad de instalar un planta desaladora de agua de mar en la Región de Coquimbo, es una de las alternativas que toma mayor fuerza ante la gravedad de la crisis hídrica producto de la sequía que afecta la zona.
Tras su visita a la región el Presidente Gabriel Boric, se comprometió a analizar la posibilidad de contar con una planta desaladora o desalinizadora que aporte el recurso hídrico para consumo humano, tal como existen actualmente en otras regiones del norte del país; siempre que se evalúen los daños colaterales que podrían traer para el medio ambiente, los que actualmente pueden ser minimizados con el uso de la tecnología disponible.
Precisamente, el estudio de los mejores lugares para instalar una planta de estas características, con un impacto menor para el ecosistema marino, es lo que ya está desarrollando desde el mes de febrero de este año, el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), mediante un proyecto que podría tener resultados dentro del periodo de un año para determinar dónde sería más conveniente construir un planta desaladora.
Este proyecto financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través del Fondo de Investigación Estratégica en Sequía, cuenta con un equipo multidisciplinario de científicos, entre los que se encuentran especialistas en oceanografía, biología marina y modelación.
El grupo de investigadores lo componen Boris Dewitte (CEAZA), Orlando Astudillo (CEAZA), Patricio Maníquez (CEAZA), Víctor Aguilera (CEAZA), Marcel Ramos (UCN) y Bernardo Broitman (UAI); quienes estudiarán variables del océano a considerar a la hora de proyectar una planta desalinizadora. De esta manera, se estimarán patrones de dispersión y circulación oceánica que favorezcan la dispersión de la “pluma salina” es decir, la sal residual que se obtiene luego del proceso de desalinización.
Así lo sostuvo en el programa Mi Mañana de Mi Radio, el Dr. Orlando Astudillo, oceanógrafo investigador del CEAZA, quien sostuvo sobre las plantas desaladoras: “Hay un daño colateral asociado a su funcionamiento pero también hay que mirar la condición hídrica del país y en particular de la región, en estos momentos tenemos un 14 % de capacidad embalsada lo que es un valor mínimo a nivel histórico”.
Con respecto a los principales factores a considerar para evaluar el lugar adecuado para su instalación. el profesional explicó “Hay dos procesos a considerar, uno es la toma de agua que generalmente se realiza a través de una cañería unos cuantos metros costa afuera, dependiendo de la cantidad de litros de agua por segundo que se van a generar, hay que evaluar a qué distancia se instala la toma. Luego del proceso de filtrado para purificar el agua, queda una masa de agua que es devuelta al mar que tiene el doble de sal”, por eso recalcó que es fundamental estudiar las condiciones de corrientes marinas y biodiversidad de la costa.
“Lo que estamos haciendo es determinar cuales son los puntos óptimos en cuanto a condiciones oceanográficas donde haya la mejor circulación que permita dispersar esta agua salada contaminante. La tecnología que tenemos nos permite hacer modelos tridimensionales de circulación con modelos computacionales y con los impactos en los ecosistemas”. agregó el Doctor en oceanografía.
Así mismo, destacó que para esta investigación “vamos a aplicar herramientas que venimos desarrollando en el CEAZA hace mucho tiempo, en cuanto determinar concentraciones de organismos, fases de reproducción y modelación de corrientes costeras”.
Otro aspecto importante de este proyecto que ya se encuentra en marcha, es que los resultados de la investigación proveerán información científica fundamental a las autoridades que toman decisiones en cuanto a la inversión de recursos nivel local, como es el Gobierno Regional, para que puedan decidir de manera informada sobre la asignación de fondos estatales, para la instalación de plantas desaladoras que no afecten negativamente al medio ambiente ni a las actividades productivas, como la pesca, acuicultura y recolección.
Discussion about this post