En un invierno en que la carga viral ha sido alta, en que aún no bajan los casos COVID-19 y las tasas de vacunación no son las óptimas, mantener el cuidado de las personas mayores frente a las enfermedades estacionarias se hace urgente.
“Es importantísimo mantener un cuidado integral al adulto mayor; principalmente contar con medidas de tipo preventivas, como las vacunas, es clave” afirma la doctora Claudia Ríos, de Fundación Las Rosas. Ella agrega que “Más todavía después de esta pandemia, ya que muchas personas mayores se contagiaron con COVID y sus capacidades funcionales residuales han disminuido, por lo que contagiarse con otras enfermedades respiratorias puede traer mayores complicaciones e incluso la muerte. Ellos tienen lo que se llama ‘capacidad funcional remanente’, es decir, ante una nueva infección la capacidad del organismo para enfrentarla y reponerse va disminuyendo, aumentando la fragilidad del adulto mayor. Por esto, si se enferma una vez más pueden hasta fallecer antes de lo previsto”, explica la doctora Ríos.
Hoy no es sólo importante cumplir con la vacunación contra el COVID-19, sino también con las vacunas de la Influenza, la Neumocócica y todas aquellas necesarias que se incluyen en el Programa Nacional de Inmunización. Las vacunas mencionadas, protegen a las personas mayores contra las enfermedades respiratorias, que, según cifras entregadas por el Subsecretario de Salud Pública Cristóbal Cuadrado, han producido aproximadamente 400 decesos semanales en personas mayores de 65 años, desde el mes de julio de este año.
CAMPAÑA DE VACUNACIÓN
Dado lo anterior, Fundación Las Rosas junto al laboratorio MSD, dieron inicio a la campaña informativa #PongámonosAlDía, cuyo objetivo es hacer un llamado a la población a actualizar sus programas de vacunación y al cuidado integral, especialmente de las personas mayores, ya que enfermarse para ellos es grave. “La vacunación genera un impacto positivo no solo en la mortalidad, sino también en las complicaciones y consecuencias de las enfermedades en las personas mayores. Así lo vemos en nuestros mayores institucionalizados, que se están contagiando menos de COVID-19 y experimentando menos efectos negativos que en los tiempos pre-vacuna” señala la doctora Ríos.
Según la especialista, en las personas mayores, hay que tener extremo cuidado ya que no siempre los síntomas de una infección son tan reconocibles. “Por su condición, las personas mayores muchas veces encubren síntomas que pueden ser muy graves. Puede que no presenten fiebre, o bien que se manifieste como una descompensación de una patología crónica, a veces solo se decaen o presentan un malestar, aunque por detrás puede haber una enfermedad grave”
En el caso de la infección producida por el Neumococo (Streptococcus pneumoniae), se cuenta con vacuna para las personas mayores de 65 años, la Dra. Ríos explica “El neumococo se transmite por la tos o los estornudos y por contacto cercano. Puede causar infecciones como la neumonía, la meningitis o una infección del torrente sanguíneo, entre otras enfermedades. Estos son cuadros graves que pueden producir complicaciones severas y fallecimientos. La forma de presentarse una enfermedad neumocócica es con un inicio brusco, con fiebre alta (38° o más), con gran decaimiento, tos y pérdida del apetito”, detalla la doctora.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 1,6 millones de personas mueren cada año en el mundo producto de infecciones neumocócicas. En Chile la vacuna que protege contra 23 serotipos de bacterias neumocócicas, se encuentra incorporada en el Programa Nacional de Inmunizaciones del Ministerio de Salud desde el año 2010 (por decreto). Su aplicación es gratuita para la población de riesgo; esto es personas de 65 años y más.
Es importante privilegiar su administración junto a la vacuna contra la influenza, para así reforzar la inmunización en época invernal, cuando las enfermedades respiratorias son más frecuentes. Actualmente, la tasa de vacunación para neumococo aún es baja en el país, alcanzando solo un 11,7%, de ahí la importancia de informar y promover su administración.
La influenza es otra de las enfermedades que atentan contra el bienestar del adulto mayor: “La vacuna contra la influenza debe ser administrada todos los años a las personas mayores, especialmente porque cada año cambian las cepas, y por esto, la protección tiene menor duración.
Así también hay cepas que tienen mayor riesgo de producir epidemias y enfermedades más graves, como la A y la B, por lo que estar protegidos evita las complicaciones respiratorias más graves para los grupos de riesgo”, concluye la doctora Claudia Ríos.
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