Las mascotas son sin duda un miembro más de nuestras familias, por eso cuando llega el momento de su muerte y no se cuenta con un lugar para enterrarlos o los recursos para incinerarlos, se transforma en una triste problemática encontrar un sitio donde dejarlos para su descanso y recuerdo.
Cementerios de mascotas “espontáneos o improvisados” surgen en distintos puntos de la conurbación como sucede cerca del Cerro Grande, en un sitio en La Cantera, la Pampilla, el parque El Culebrón y en otros lugares incluso más cercanos a viviendas como en el sector Las Torres en Coquimbo, donde vecinos dan cuenta de un terreno ubicado a un costado de la línea férrea, entre las calles Estados Unidos con Eugenio Marzal, que desde hace años se ha ido transformado en un lugar donde se entierran mascotas y se colocan incluso fotos recordatorias de perritos.
Si bien gran parte de la comunidad lo acepta por la necesidad que hay de contar con un lugar así, también existe la preocupación por lo cercano que está este sitio a viviendas, lo que podría generar problemas sanitarios si se sigue expandiendo de manera descontrolada, como plagas de roedores, aves carroñeras o enfermedades infecciosas que puedan transmitirse por la descomposición de los cuerpos.
Desde la Secretaria Ministerial Regional de Salud, señalan que son los municipios quienes tienen la facultad de otorgar los permisos correspondientes para estos fines. Actualmente no existe normativa sanitaria específica para ese tipo de actividad, pero se debe cumplir con los decretos que establecen los reglamentos de condiciones ambientales en lugares de trabajo y de uso público, para evitar focos de insalubridad y de contaminación. Además, se debe instalar en un lugar permitido, de acuerdo al certificado de zonificación establecido por el municipio.
Alejandro Espinoza, médico veterinario jefe del Centro Médico Veterinario Municipal, CEAPA, del Municipio de Coquimbo señala que “en la comuna no existe un cementerio de mascotas, nada autorizado, pero el municipio está viendo algún sector, un terreno en que se pueda realizar algo que sea más controlado y que se pueda destinar a ese fin, aunque por el momento no hay nada concreto”.
Con respecto a los riesgos sanitarios, el profesional explica que efectivamente pueden ocurrir “sobre todo cuando otros animales sacan el cuerpo, porque cuando se hace un buen entierro con un hoyo que tenga las dimensiones, que puedan echar cal viva, eso neutraliza la degradación propia del cuerpo, pero si puede haber un riesgo sanitario”.
De acuerdo a lo señalado por el medico veterinario, “antiguamente y la normativa aún permite que los cuerpos sean llevados a los rellenos sanitarios como basura común, pero ya los camiones recolectores no los están aceptando y las familias tampoco lo quieren así, eso ha cambiado y vemos como explosivamente han comenzado a proliferar estos cementerios clandestinos”.
Proyecciones de un cementerio municipal de mascotas
Desde el centro medico veterinario municipal ratifican la voluntad de avanzar hacia la instalación de un “cementerio regulado, cerrado, con todas las normas, porque esto va a seguir proliferando si no lo hacemos luego, hoy hay necesidad de gente que vive en departamentos, la gente que vive en casa muchas los pueden enterrar en el patio, pero cuando la casa es pequeña o vive en condominio no puede hacerlo”.
Para contar con lugar así, “hay que buscar un terreno que sea municipal o que sea cedido, además de que la junta de vecinos lo acepte, hay que pedirles la opinión, sociabilizarlo y que la comunidad esté de acuerdo, nosotros hemos hecho algunas consultas y todos consideran que es buena idea, pero dicen acá no, no lo quieren cerca de sus casas, sostiene Espinoza.
Discussion about this post