En un verdadero museo al aire libre se transformó la Plaza de Armas de a la comuna de Coquimbo, gracias al XV Encuentro Internacional de Citronetas y derivados que, debido a la crisis sanitaria, no se realizaba hace dos años, motivo por el cual las ganas de los autodenominados “citroneteros” por salir a lucir sus “joyitas”, eran grandes.
De esta manera, y desde temprano salió una caravana desde Morrillos hacia la Plaza de Arma de Coquimbo con decenas de Citronetas, en todas sus variedades, modelos y años, destacando sin lugar a dudas las excelentes mantenciones de sus dueños, quienes llegaron desde diversas ciudades del país, además de representantes de Argentina y Uruguay, quienes cruzaron la cordillera en sus amadas “Citrolas”.
Uno de esos casos es el de Carlos Virgam, más conocido como “Charly”, quien partió con otras 6 Citronetas desde Argentina, cruzando por Mendoza. Según relata, “el viaje fue impresionante, las montañas, la nieve, y ver estos autos que para todo el mundo que no los usa no los entiende, piensan que estamos locos, cuando yo dije que iba a cruzar la cordillera casi me internan, no me querían dejar salir”, cuenta entre risas, añadiendo que “me decían con eso no van a cruzar, y lo único que recibimos en la frontera fue bocinas, aplausos y gente diciendo vamos los Citroën, y cruzamos y llegamos”, cuenta con orgullo.
Las decenas de pilotos y sus familias y amigos y amigas que llegaron a participar del encuentro se presentaron frente al público que llegó a la Plaza de Armas y compartieron sus experiencias y amor por estos vehículos, dejando en claro también, que más que fierros y butacas, las Citronetas guardan historias familiares y fomentan valores como la amistad, el compañerismo y la buena convivencia.
Ese es uno de los aspectos que más destaca Claudio Carvajal López, presidente de Citroclub Coquimbo, quienes, con el apoyo del municipio porteño, sacaron adelante el encuentro. “Estamos muy contentos porque pudo llegar gente de Argentina, de Uruguay y de todo nuestro país, de hecho, primera vez que en un encuentro llega gente desde Iquique y Antofagasta en sus Citronetas, porque siempre se da más hacia el sur, pero ahora conectamos el país prácticamente de punta a punta y es nos tiene muy contentos y satisfechos”.
Jorge Sáez, proveniente de Chillán, es otro de los participantes que llegaron en sus Citronetas a dar vida a este encuentro. Según cuenta, en su caso, además del amor por estos vehículos, el motor de la amistad y conocer el país, lo motivan a participar de estas actividades. “Muy contento de poder participar de este encuentro, que siempre privilegiamos venir porque nos encontramos con amigos que por lo general vemos una vez al año y más encima compartimos nuestra pasión. Varios hemos visto crecer por años a hijos e incluso nietos, así que es una bonita experiencia”, comenta mientras muestra su Citroneta X330 del año 1974, que le regaló su padre.
El amor y pasión que despiertan las Citronetas en sus dueños y dueñas es indescriptible. Son vehículos que en algunos casos tienen más de 50 años de uso y aun así lucen impecables, como nuevos y en la mayoría de los casos ya fueron bautizados con un nombre. ¿De dónde nace tanto amor y aprecio por las Citronetas? Fue lo que preguntamos a algunos participantes del encuentro. Según Claudio Carvajal, todo esto empieza “por temas familiares y porque alguien tuvo una Citroneta, y en nuestra familia también tenemos un tío que tuvo una y que contaba las historias en torno a este vehículo, con la forma que tiene la Citroneta, llama mucho la atención y uno termina enamorándose de este vehículo y forman parte de la casa, uno no lo considera como un auto, de hecho uno dice voy en auto a tal lado, en cambio a la Citroneta uno la llama por su nombre, voy en la Michelle, es como una mascota que se cuida, se aprecia y ese es el amor por nuestros vehículos”, finalizó el organizador de la actividad, junto con agradecer al alcalde Ali Manouchehri por el apoyo en la actividad.
Una de las “Citrolas” que llamó la atención por su espectacular estado y por sus colores aurinegros, fue la del coquimbano Pedro Véliz, citronetero que valoró el encuentro, señalando que la actividad estuvo “muy bonita, muchas gracias al alcalde por apoyarnos.
Esta Citroneta aurinegra es del año 80, está en muy buenas condiciones y representa a Coquimbo, la tengo hace 7 años y he recorrido la región en ella.
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