Ya comenzó el año escolar y son varios los niños y niñas que ingresan a estudiar por primera vez, enfrentándose a la Jornada Escolar Completa y a tener que almorzar fuera de sus hogares. Para que esto no sea una complicación, lo mejor es incorporar cambios de forma paulatina, para que puedan adaptarse y no resentirlo.
La nutricionista del Subdepartamento de Calidad de Vida del Servicio de Salud Coquimbo, Paula Véjar, explica que es normal que en vacaciones los niños y niñas consuman más golosinas y productos con sellos, pero una vez que se retoma la normalidad, es importante también volver a la rutina saludable en la alimentación.
“Más que el tipo de almuerzo, debemos cuidar la preparación. Se recomiendan preparaciones que sean cocidas los primeros días de adaptación en el colegio, ya que los crudos pueden descomponerse a temperatura ambiente. Por lo general, se prepara la comida en la noche o muy temprano en la mañana, eso implica que van a tener un tiempo de exposición a temperatura ambiente de 5 horas, lo que propicia la proliferación bacteriana. Una buena manipulación, como la desinfección y cocción del alimento, nos asegura que baje al mínimo la carga microbiana”, señaló.
La vuelta a clases también significa un reencuentro con los amigos, con los juegos y todas las actividades que el colegio conlleva, por eso, es normal que algunos estudiantes retornen a la casa con la mitad del almuerzo o con una de sus colaciones. Para la nutricionista del Servicio de Salud Coquimbo, esta situación es normal, siempre que sea momentánea y no se transforme en algo habitual.
“A veces se les pasa el tiempo jugando y llegan con sus colaciones de vuelta, o tenían sed y no se comieron la colación, pero sí tomaron agua. Sería preocupante si esto sucede todos los días, que llegaran con toda la comida de vuelta o que no coman después en la casa, pero si no se comen todo lo enviado una o dos veces por semana, no es problema”, declaró la especialista.
Si es el almuerzo el que no se comen de forma completa, la especialista también explica que, justamente debido a que alimentarse solos fuera de la casa es una situación extraña para los más pequeños, lo mejor es evaluar cómo los toleran en el estómago. “Sabemos que a muchos el ingresar al colegio les genera estrés y eso se manifiesta con sintomatología digestiva, por lo que si vemos que están con dolor de guatita no hay que obligarlos o retarlos si no se comieron todo y cambiar por un régimen más liviano para el colegio y algo más tradicional en la casa”, comentó.
En este sentido, lo mejor para preparar un almuerzo más saludable y balanceado es la organización. Para eso, Paula Véjar recomienda dividir el plato en cuatro y servir un cuarto de cereales, ojalá integrales como arroz, fideos, papa o choclo, y otro cuarto de proteínas bajas en grasa como huevo, pollo, pavo, pescado o carnes rojas magras como el ganso. Además, la mitad del plato debe consistir en verduras, ojalá las que más les gusten a los niños y niñas, y una fruta de postre.
En cuanto a las colaciones, éstas debiesen ser una a media mañana y otra en la tarde, privilegiando frutas, lácteos descremados sin azúcar, frutos secos sin sal, chips de fruta deshidratada, huevo, galletas integrales caseras y aguas con o sin sabor. En el caso de los niños y niñas que después de sus clases tienen talleres deportivos, no necesariamente se deben aumentar las colaciones. “Por eso es tan importante asistir a los controles de salud con una nutricionista, ya que va a depender del requerimiento calórico de cada persona. Se podrían redistribuir las colaciones, por ejemplo, si no siente hambre en la mañana, incorporar algún galletón casero o una fruta antes de la actividad física, y posterior a ella, agregar un lácteo como una leche saborizada sin azúcar, y súper importante, el agua”, explicó la profesional.
Si bien las primeras semanas de clases son procesos de adaptación, tanto para padres como hijos e hijas, lo importante es recordar que una buena alimentación asegura un crecimiento óptimo y un buen desempeño escolar, por lo que la organización es clave para el inicio de un buen año académico.
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