El ataque cerebrovascular (ACV) es una enfermedad frecuente y la segunda causa de muerte en nuestro país y está asociada a las enfermedades crónicas no transmisibles, todas con alternativas de prevención en etapas tempranas de la vida, si se acude a los controles y programas de atención que la Atención Primaria ofrece a lo largo de nuestra región.
Actualmente en la Región de Coquimbo la tasa de ACV es de 17 cada 10.000 habitantes, cifra que tras la pandemia aumentó considerablemente ya que en el año 2019 la tasa ascendía a 9 por 10.000 habitantes. Este claro incremento se vio influido por la disminución de los controles preventivos y habituales que la población realiza en la Atención Primaria para evitar el desarrollo de enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares.
Un ataque cerebrovascular ocurre cuando una arteria del cerebro se tapa y sin previo aviso deja de recibir sangre, produciéndose un infarto en esta zona, o bien la arteria se rompe y sangra, generando graves consecuencias en el organismo, el doctor Fernando Molt, neurólogo del Hospital San Pablo de Coquimbo, explica “cuando se tapa una arteria eso se llama infarto cerebral y ocurre en el 80% de los casos que una arteria deja de llevar sangre a una parte del cerebro y cuando se rompe una arteria, ocurre en el 20% de los casos y lo llamamos hemorragia cerebral”.
Para conocer los principales síntomas, el especialista, señala “ocurre de un momento a otro, hablamos de personas que dejan o tienen alteración del habla, se le cae la mitad de la cara en forma súbita, o bien tienen disminución de fuerza de un brazo o de una pierna. Siempre decimos que si presenta estos tres puntos: 1. habla raro. 2. caída de la cara. 3. caída del brazo o la mitad del cuerpo, vaya rápido y consulte a un especialista, consulte en el servicio de urgencias más cercano, porque usted puede estar teniendo un ataque cerebrovascular”.
El doctor Andrés Cifuentes, asesor de ciclo del adulto y enfermedades cardiovasculares de la Subdirección de Atención Primaria del Servicio de Salud Coquimbo, destaca que “es importante recordar que la incidencia del ataque cerebrovascular después de la pandemia ha aumentado considerablemente alrededor del doble y esto tiene que ver principalmente con el bajo control que se tiene desde la hipertensión arterial o enfermedades metabólicas que conllevan a que el ataque cerebrovascular pueda desencadenarse”.
En esta misma línea, el médico asesor enfatiza que “la atención Primaria ha estado trabajando fuertemente en el ataque cerebrovascular y la prevención de esto a través del ciclo del adulto y personas mayores. Acá evidentemente el trabajo en equipo a través de las diferentes líneas en la atención primaria, están dados principalmente desde la Estrategia de Cuidado Integral Centrado en las Personas (ECICEP), pero además desde el equipo de trabajo en sí, médicos, enfermeras, nutricionistas para la prevención, obviamente en el contexto del ataque cerebrovascular, así como también, en el control de enfermedades metabólicas y en el control de patologías cardiovasculares en cierta medida, para que no se generen eventos agudos cerebrovasculares”.
En el caso no deseado de experimentar un ACV, lo más importante es el tiempo de reacción, ya que mientras más tiempo el cerebro no reciba sangre, más grave será el daño cerebral. Por eso, lo primordial es saber identificar los síntomas más comunes, que se miden de acuerdo con la escala de Cincinnati:
- Simetría facial: Pida a la persona que sonría y observe si ésta es normal o se le cae la mitad de la cara en forma aguda.
- Dificultad para levantar los brazos: Pida que levante ambos brazos y observe si uno queda más elevado que el otro o no es capaz de levantar alguno.
- Evaluación del lenguaje: Pida que repita una oración. Si no puede hablar, arrastra las palabras o las utiliza de forma incorrecta, podría estar ante la presencia de un ACV.
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