La superficie plantada con frutales en la Región de Coquimbo hoy es similar a la que existía en 2005, pero con varias diferencias, entre ellas una matriz productiva diversificada, donde los cítricos son el principal cultivo de frutas, dejando a la uva en un segundo lugar.
Variados son los factores que explican esta transformación que está sufriendo la actividad agrícola local, como son la escasez hídrica, el cambio climático y aspectos comerciales. Para acompañar e informar a los productores respecto a este nuevo escenario, el Programa Estratégico Regional (PER) Fruticultura Sustentable Coquimbo está identificando esos patrones de cambio y acercando a los fruticultores de la información necesaria y las oportunidades que se presentan para que adopten mejores decisiones.
“Como programa traemos a expertos para que entreguen una visión de lo que está pasando y, también, identificamos la investigación aplicada que se requiere para disminuir las incertidumbres en el sector”, aseveró Víctor Muñoz, gerente de PER Fruticultura Sustentable Coquimbo, iniciativa que es financiada por Corfo y el Gobierno Regional.
Como parte de las acciones de este programa estratégico para suministrar nuevos conocimientos e información a los productores, el pasado 17 de octubre se realizó en Ovalle el seminario “Fruticultura en la Región de Coquimbo 2024: Adaptación, Desafíos y Nuevas Oportunidades”. A esta actividad asistieron más de 130 personas, entre ellos productores de frutas de la región y representantes de entidades, públicas y privadas, ligadas a esta actividad económica.
Andrés Zurita, director Regional de Corfo, expresó que, a través de este programa estratégico, “se levantó una gobernanza público-privada que canaliza acciones que colaboran en impulsar un proceso de transformación en el sector, pues entendemos que la fruticultura tiene que modificar sus parámetros para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas e hídricas que se imponen en nuestra región”.
En ese sentido, se recomienda a los productores realizar un recambio por productos que sean económicamente rentables y faciliten la reducción de superficie regada, además del uso de tecnologías que permitan el desarrollo de una agricultura de calidad, amigable con el medio ambiente, inocua y socialmente responsable.
Enrique Villalobos, administrador de la Agrícola Oasis, en Ovalle, explicó que la fruticultura regional está pasando por cambios, especialmente en el hecho de haber pasado de unas pocas, a decenas de variedades tradicionales de uva, “lo que ha sido una respuesta a lo que están demandando los mercados”. En su caso, en los últimos años, la empresa ha dejado, incluso, los cultivos de uva, justamente por este cambio varietal y a la poca disponibilidad de agua, y ha privilegiado la producción de cítricos que exporta principalmente a Estados Unidos.
La académica e investigadora en citricultura de la Pontificia Universidad Católica, Johanna Martiz, se refirió -durante el seminario- a la influencia climática y a los manejos claves de los cítricos para la Región de Coquimbo. La experta sostuvo que la baja en la uva se ha producido por “contingencias de mercado”, en cambio el crecimiento de los cítricos, como las mandarinas, “se ha dado porque todavía se mantiene un mercado que es sólido, estable, es rentable, y ocupa menos agua que nuestros cultivos de uva o de nogales”.
“Esta es una zona que climáticamente hasta hoy favorece el desarrollo de mandarinas”, agregó.
La profesional, concluyó que hoy los cítricos son una muy buena alternativa, pero siempre considerando un equilibrio entre el rendimiento, los calibres y el manejo hídrico.
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