Érica Briceño, tiene 59 años y vive en Coquimbo, hasta agosto del año pasado realizaba su vida con normalidad; pero en forma ocasional, presentaba molestias estomacales que finalmente, la llevaron a consultar. Sin sospechar, y tras una serie de exámenes, le diagnosticaron un cáncer avanzado en la zona abdominal.
La enérgica reacción del equipo de salud, hizo que esta mujer pudiera acceder a una inédita técnica quirúrgica que la tuvo alrededor de 6 horas en pabellón y que consiste en la extracción de tumores alojados en la cavidad abdominal, visibles al ojo humano (citorreducción), la que se combina con la administración de una quimioterapia de alta temperatura (conocida como HIPEC), con la que se busca eliminar restos tumorales microscópicos.
Sin duda, es un hito para la región y el norte del país, ya que este exitoso procedimiento de alta complejidad constituye un importante avance en el tratamiento del cáncer. Así lo confirmó el doctor Rubén Lima, cirujano oncólogo digestivo del Hospital de La Serena y miembro de la Sociedad Chilena de Cirugía Oncológica, “realizar este procedimiento en la región, marca un hito para toda la zona norte del país, ya que es primera vez que se hace esta cirugía y, si bien, es para un grupo específico de pacientes oncológicos, se transforma en una herramienta más para la lucha contra el cáncer”.
Esta técnica quirúrgica se utiliza en pacientes diagnosticados con cierto tipo de tumores, como el de Érica, que estaba alojado en el peritoneo, lo cual se asocia a un pronóstico difícil, ya que es un signo de estadio avanzado de la enfermedad o recurrencia de numerosas enfermedades gastrointestinales o ginecológicas. La citorreducción (CRS) con quimioterapia hipertérmica intraabdominal (HIPEC) fue descrita en 1985 como una innovadora alternativa de tratamiento con importantes estudios clínicos que avalan su eficacia. Sin embargo, no se ha popularizado, debido a que es un procedimiento complejo que implica extensos tiempos quirúrgicos y requiere de un nivel de expertiz mayor por parte de los especialistas y equipo de salud.
Por esta razón Érica se siente orgullosa y agradecida de la oportunidad que pudo tener. “El doctor Lima me explicó en qué consistía la cirugía, incluso vi algunos videos para comprender mejor a lo que me iba a someter. Estaba bien enterada de la operación, incluso de los riesgos que podía correr, además me informaron que vendría un médico de Santiago a apoyar el proceso. Finalmente, me convertí en la primera persona de la región a quien se le realizó un procedimiento de estas características, así que estoy orgullosa por la región, el hospital y el doctor, sabíaque iba a estar super cuidada”.
Al respecto, el especialista explicó que la primera parte de la intervención fue bien compleja, ya que “la paciente tenía lesiones metastásicas en la cavidad peritoneal que fueron resecadas (extraídas) en forma satisfactoria durante el primer tiempo quirúrgico y a esto se le conoce como cirugía de citorreducción. Luego se realiza una segunda instancia, que corresponde al procedimiento HIPEC, que consiste en introducir quimioterapia hipertérmica dentro de la cavidad peritoneal a 42 grados celsius, con lo que se busca combatir las células tumorales microscópicas. Es importante señalar que esta cirugía no es para todos los pacientes oncológicos, ya que, la persona debe cumplir con una serie de condiciones como tener una baja carga tumoral intraperitoneal, lo que se determina con estudio de imágenes y laparoscopía exploradora”.
Para el cirujano digestivo oncólogo, esta técnica podría beneficiar en un futuro a cerca de 10 pacientes por año, implementando un programa a nivel regional, y si bien es ofrecida con criterio curativo, “tiene la particularidad de mejorar la calidad de vida del paciente, disminuye los dolores, la distensión -cambio de tamaño o volumen- y permite prolongar la sobrevida, disminuyendo la sintomatología y reduciendo las complicaciones secundarias de las metástasis intraperitoneales”. Es importante señalar que el peritoneo es una capa de células que cubren los órganos internos del abdomen y tiene múltiples funciones, entre las más importantes, es dar soporte a los órganos internos, ser una barrera defensiva frente a microorganismos y ser un aislante térmico, además de tener funciones en la reparación de los tejidos.
Para que este tipo de procedimientos sean exitosos, la clave está en seleccionar bien al paciente. Así lo recalcó el doctor Nicolas Devaud, cirujano oncólogo y hepatobiliopancreático de la Fundación Arturo López Pérez (FALP) y Clínica Universidad de Los Andes, que acompañó al equipo encabezado por el doctor Rubén Lima, “me invitaron a participar en un procedimiento que estamos haciendo hace algún tiempo en FALP y que consiste en un tratamiento para ciertos tipos de tumores cuyos pacientes hasta hace poco no tenían ninguna alternativa y se les ofrecía un tratamiento sistémico paliativo o bien cuidados paliativos exclusivos, pero a través de este procedimiento pueden optar a eliminar su enfermedad.
Quiero felicitar al doctor Lima porque fue una paciente muy bien seleccionada, que tenía un tumor que no es tan frecuente de estirpe ginecológico, que tenía una progresión peritoneal, por tanto, habla de una enfermedad metastásica de lento avance, donde por supuesto la citorreducción completa asociada a la quimioterapia hipertérmica, tiene buenos resultados”.
Finalmente, Érica, pudo cumplir uno de sus mayores anhelos y es que luego de estar prácticamente un mes hospitalizada, en la fase pre y post operatoria, volvió a su hogar para abrazar y agradecer el apoyo incondicional de su familia. “Como yo al principio no había dimensionado lo peligrosa que era la enfermedad que tenía, con el tiempo nos dimos cuenta que había que operar y que había que pasar por todo este proceso. Hoy puedo decir que estoy contenta de haber dado ese paso y estoy muy agradecida de todos los que han intervenido y me han ayudado en este camino, sobre todo, agradezco el apoyo del equipo médico y en especial el apoyo incondicional de mi familia. Ahora en adelante visualizo un futuro mucho mejor y con más unión e insto a la comunidad a que confíen en el hospital, en sus médicos y sus equipos, porque personalmente puedo decir que todo lo que he pasado lo he superado gracias al apoyo de todos”.
En la comodidad de su hogar y con el vital apoyo de su familia, Érica sigue recuperándose, mientras continúa con controles en el Centro de Diagnóstico Terapéutico del Hospital de La Serena. Se le ve sonriente y tranquila, mientras comenta que cada día ha ido mejorando, “me siento bien, voy avanzando para estar al 100%. Fue muy lindo volver a abrazar a mi familia y verlos a todos reunidos. De toda esta experiencia he aprendido que la prevención es clave, es muy importante chequearse contantemente y no confiarse, porque el año antes pasado mis exámenes estaban bien y el año pasado estaban mal. A veces en esos detalles está la diferencia entre que tu puedas vivir o morir, porque hay ocasiones en que se descubren las cosas cuando ya no tienen vuelta. En mi caso, gracias a Dios, todavía había una oportunidad”.
Érica y su familia son dueños de un surtido almacén en La Serena, el cual además de ser el sustento de “Los Briceño”, es parte del corazón del barrio, por eso, ella ansía volver a estar detrás del mostrador atendiendo a sus vecinos, bromeando con ellos y disfrutando de las conversaciones del día a día. En este contexto, Érica destaca que el sentirse acompañada y querida le ha ayudado a tener fuerzas para seguir adelante y continuar con su proceso de recuperación.
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