La Región de Coquimbo se encuentra declarada zona de catástrofe ante la crisis generada por la prolongada sequía. La provincia más afectada – y que para en dos meses más se espera entre en condición crítica – es Limarí, donde la sanitaria Aguas del Valle no ha podido llegar a un acuerdo con los regantes del embalse La Paloma para asegurar y prolongar el abastecimiento de agua potable para Ovalle, principalmente.
El agua para consumo humano se nutre por dos fuentes; aguas superficiales y aguas subterráneas. Bajo tierra es donde se obtiene el 64% del vital elemento mientras que el restante 36% se saca desde los afluentes superficiales para luego ser tratadas en las plantas de producción. Muy distinto al año 2006 cuando el aporte era del 48% superficial y del 52% subterránea. Pero si bien el agua de superficie disminuye, también lo hacen las reservas subterráneas.
Ante el dramático e histórico panorama la Gobernadora, Krist Naranjo, convocó a una reunión intersectorial extraordinaria para enfrentar la emergencia hídrica. Participaron diversos servicios como Dirección General de Aguas, INDAP, INIA-Intihuasi, Corporación de Desarrollo Productivo, Seremi de Medio Ambiente, Corfo, Sercotec y privados como la sanitaria y la Asociación de Comunidades Agrícolas del Limarí.
Se acaba el agua
Según estimaciones de Aguas del Valle, el agua almacenada para consumo humano se acabaría en junio-julio el próximo año en el embalse La Paloma y, un mes antes, en Puclaro. Afortunadamente, con este último sí hay un acuerdo con la junta de vigilancia para privilegiar agua para la bebida.
El fin es articular los distintos servicios porque recién una planta desaladora podría estar funcionando en la región el 2029. El gerente de la sanitaria, Andrés Nazer, sostuvo que la red se viene preparando hace años para este escenario pero reconoce que la sequía “se está poniendo realmente crítica, con niveles muy bajo en precipitaciones, de nieve, de nivel de agua en los embalses y una caída fuerte de las aguas subterráneas” por lo que destacó la importancia de reforzar el trabajo con las juntas de vigilancias.
“Es la única manera de disponer de toda el agua necesaria para producirla y satisfacer la demanda de consumo humano en la región”.
Krist Naranjo puso realce a una verdadera articulación colaborativa entre los distintos servicios y el Gobierno Regional. “La crisis hídrica se está agudizando en nuestra región, principalmente en sectores del Limarí donde creemos que podría ser crítica a partir del mes de febrero de 2024”. La autoridad añadió que se requiere actuar de manera eficiente a la demanda en este proceso de emergencia. “Nuestro Gobierno Regional está llegando con 4 mil millones de inversión (Plan Sequía), más 1.650 millones del 2% de Emergencia para poder llegar a resolver problemáticas importantes de gente que hoy día no tiene agua”.
Al respecto, Mirtha Gallardo, presidenta de las comunidades agrícolas del Limarí, valoró la instancia de articulación que “va más allá de ahorrar la gota de agua, sino que, también, poder reciclar las aguas grises, aguas negras se les pueda hacer un tratamiento y poder reutilizar”.
Danilo Tapia, de la Dirección General de Aguas, sostuvo que Coquimbo es una región que atraviesa “una crisis hídrica extrema, sobre todo en la provincia del Limarí, seguida por Elqui y Choapa, que con las últimas precipitaciones está un poquito mejor (…) por lo que debemos aprovechar los recursos del Estado y ponerlos a disposición para asegurar el abastecimiento de sectores urbanos y, también, rurales”.
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