El 5 de septiembre de 1989 la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) anuló, en su asamblea reunida en Barcelona, el récord mundial de 100 metros logrado por el canadiense Ben Johnson en 1987, en los Campeonatos del Mundo de Roma.
A efectos administrativos, Johnson perderá su marca el 1 de enero de 1990, fecha elegida para la publicación de la tabla de récords mundiales.
El estadounidense Carl Lewis, con 9.92, pasará entonces a ser el nuevo plusmarquista. La decisión fue tomada en un momento de extraordinaria confusión, propiciada por el presidente de la IAAF, Primo Nebiolo, que buscaba la unanimidad.
La sanción a Ben Johnson forma parte de un bloque de decisiones de la IAAF en su lucha contra el doping. En una de las 12 propuestas aprobadas se indica que será anulado todo récord del mundo, nacional o continental establecido por un atleta que haya admitido el uso de drogas en su preparación en los últimos seis años.
Este punto estaba destinado a Ben Johnson, que ha reconocido que tomaba drogas desde 1981. Johnson es el único atleta que pierde sus récords mundiales.
El velocista de origen jamaicano también poseía la mejor marca mundial de 60 metros en pista cubierta, con 6.41, un registro que será anulado igualmente. Además, se verá privado de su medalla de bronce en los Juegos de 1984.
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