El retorno a la Primera División se había transformado en una obsesión y en un objeto prohibido hasta hora para el cuadro coquimbano. Un término que se había negado en el Sánchez Rumoroso, a pesar que había logrado objetivos parciales, en torneos de clausura o de transición, los que no le permitían el ascenso directo o el campeonato de la división.
Pero todo lo que es bueno siempre cuesta. Y esta vez quizás más allá de lo recomandado, ya que fueron once años de espera para por fin exclamar “Coquimbo Unido es de Primera”.
Durante este período se formaron equipos con figuras rutilantes, se trajeron técnicos de renombre, entrenadores experimentados, se intentó con la fórmula Bielsa, se hicieron verdaderas selecciones de la categoría y se trajeron futbolistas de 1a división. Se intentó todo y no se pudo.
Hasta que apareció el proyecto de Patricio Graff. Un ex ayudante de Pablo “vitamina” Sánchez que había ascendido con la U de Conce y había estado en O´higgins; es decir, a pesar de no haber tenido experiencia como primer entrenador, al menos conocía el medio futbolístico nacional.
Y en su primer diálogo con un medio local, lo realizó con el AD Mi Radio, expuso sus ideas y proyecciones, donde privilegiaba un estilo agresivo, promoción de jóvenes y riguroso compromiso a la filosofía de trabajo.
Tuvo su torneo de transición para amoldarse al estilo y tradición especial de Coquimbo. La adaptó a su idea y pudo conformar, ya en 2018, el equipo que él sabía que le podía dar éxitos.
Armó una columna vertebral con figuras importantes, impuso su fórmula convenciendo al jugador y desarrolló sus conceptos aplicados al campo de juego de la mejor manera. También tuvo lo que todo equipo campeón requiere: un cachito de suerte y un enorme apoyo del público.
Salud al campeón. Que se escuche fuerte en el país y más allá, porque los piratas retornan a la Primera División tras 11 años y quieren seguir siendo protagonistas del balompié nacional.
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