Una disminución del 65% presentó la plaga Lobesia Botrana, más conocida como “polilla del racimo de la vid” en la región de Coquimbo, una buena noticia para el sector agrícola.
Desde el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) explicaron que desde septiembre del 2017 a la fecha se han registrado 32 capturas de la Lobesia botrana, mientras que la temporada pasada hubo un total de 92 capturas.
“Esta noticia es muy importante porque la Lobesia Botrana es una plaga cuarentenaria, originaria de Europa, por lo tanto, su presencia daña nuestra imagen país, no sólo para los productores de uva de mesa y de vino, sino también como exportadores de fruta” indicó el Seremi de Agricultura, Rodrigo Órdenes.
El Director Regional (s) del SAG, Gonzalo Vega, agregó que “el SAG ha tomado diversos resguardos para evitar que esta plaga afecte a la productividad del sector agrícola, como la instalación de más de tres mil trampas, además de diversas medidas de control químico y mecánico, que implica desde descarga de uva y poda, hasta la instalación de dispositivos de confusión sexual, medidas que han sido efectivas y que nos acercan a la meta de erradicar esta plaga de la región”.
Actualmente en la región de Coquimbo existen 17 áreas reglamentadas, de ellas tres se encuentran en la Provincia de Elqui, siete en Limarí y Siete en Choapa.
“La importancia de generar estas áreas cuarentenadas radica en evitar la propagación de la plaga a través del traslado de fruta o materiales, ya que la plaga afecta fuertemente a los productores de vid, puesto que el insecto daña los viñedos al alimentarse de los racimos, produciéndose una pudrición y deshidratación de las bayas, situación que hace disminuir los rendimientos de las viñas”, explicó el Director (s) del SAG.
Dentro de las medidas tomadas por el SAG en las áreas reglamentadas ubicadas en centros urbanos, se encuentra la realización de aplicaciones químicas, utilizando sus propios recursos, además de control mecánico lo que implica poda, descarga de uva y destole.
En las áreas rurales el SAG realiza una fiscalización permanente de aplicaciones químicas en los predios ubicados dentro de la zona de control, lo que tiene por objetivo velar porque se realicen bajo las normativas vigentes que permiten controlar la plaga adecuadamente.
Discussion about this post